¿Cómo te beneficia el drenaje linfático tras tu cirugía?

Para obtener un buen resultado tras tu cirugía estética, no sólo es importante que el cirujano haga un buen trabajo durante la intervención, sino que también son importantes los cuidados post operatorios. El drenaje linfático es uno de esos cuidados imprescindibles para que la recuperación sea más rápida y efectiva. En este post te contamos en qué consiste esta técnica y cuáles son sus beneficios.

¿Qué es el drenaje linfático?

El drenaje linfático es una técnica que consiste en masajear una zona del cuerpo para activar el sistema linfático. Gracias a este procedimiento conseguimos eliminar toxinas y líquidos y ayudamos a que la sangre circule mejor. Este masaje debe ser suave, ligero e indoloro. Además, las maniobras tienen que ser concretas y con un orden determinado, así ayudaremos a la linfa a regresar al lugar que le corresponde.

Uno de los principales objetivos del drenaje linfático es aliviar el dolor del paciente, así como eliminar posibles hematomas, reducir la fibrosis y acelerar el proceso de recuperación. Es una técnica recomendable para cirugías como la abdominoplastia, la liposucción, la mamoplastia o la blefaroplastia, entre otras.

¿Cuáles son los beneficios del drenaje linfático?

Gracias a este procedimiento, el paciente logrará mejorar el aspecto de la piel, acelerar la recuperación de los tejidos y de la sensibilidad de la piel, así como disminuir el dolor y la inflamación. Además, la recuperación es más rápida en pacientes que se someten a drenajes que en pacientes que no. No obstante, no debemos confundir una pronta recuperación con una recuperación inmediata. El drenaje linfático es lento y requiere de mínimo 7 sesiones para que sea efectivo, los resultados se irán notando poco a poco. No obstante, este dato puede cambiar dependiendo de las necesidades de cada paciente. Además, lo recomendable es que estas sesiones se repartan en dos o tres días a la semana durante los primeros días. Tras este periodo, podremos dejar pasar más días entre una sesión y otra. Sin embargo, cada caso es diferente y hay pacientes que se recuperan antes que otros. Por tanto, es importante consultarlo con tu médico para saber cuántas sesiones son las adecuadas para ti.

Contraindicaciones del drenaje linfático

Hay ciertos casos en los que hay que evaluar si es posible hacer el drenaje o no. Aquí nos podemos encontrar con dos tipos de contraindicaciones:

  • Contraindicaciones relativas: son en las que el médico analiza el estado del paciente y si es posible hacer el drenaje. Pueden tener enfermedades como hipertiroidismo, gota, reuma, insuficiencia cardiaca o nevus, entre otros.
  • Contraindicaciones absolutas: en este tipo el drenaje linfático está totalmente descartado, ya que podría agravar la situación del paciente. Es en los casos en los que se padece trombosis, patología renal, varices tortuosas o tumores malignos.

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