Dermatitis atópica

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a la piel y se asocia a una mayor susceptibilidad de padecer rinitis, asma y algunas infecciones como virus herpes simple, molusco contagioso y verrugas.

¿Cómo se manifiesta?

Las manifestaciones clínicas típicas de la dermatitis atópica son diferentes según la etapa de la vida en la que se producen. Clásicamente se dividen en tres formas que suelen denominarse del lactante, infantil y del adulto; esto es así por las distintas localizaciones en las que se presentan las lesiones. En los lactantes la localización típica es la cara (respetando la zona de ojos, nariz y boca) seguida de lesiones en zona de extensión de extremidades. Entre los 2-7 años y la pubertad las lesiones son características de zonas de flexuras sobretodo codos y rodillas, en esta etapa las lesiones ya son más eccematosas. En el adulto las lesiones cursan con más engrosamiento de la piel y eccemas más llamativos en regiones como la nuca, el dorso de las manos y los pies, la cara de flexión de las muñecas y las zonas de extensión de las piernas.

¿Qué la puede empeorar?

La dermatitis atópica es un cuadro crónico y hay diversas situaciones que hacen que se desarrollen “brotes” en los cuales empeoran las lesiones como pueden ser los cambios climáticos (el verano y en invierno la calefacción central), algunos alimentos como los picantes, colorantes, chocolate, cacahuetes, factores inmunológicos y el estrés o la ansiedad.

¿Es contagiosa?

No. Se trata de una enfermedad de origen autoinmune, esto quiere decir que debido a algunas alteraciones que presenta algún gen del organismo (se han descrito mutaciones en una proteína llamada filagrina, que se encarga de mantener la integridad de la piel), nuestro cuerpo lucha contra sí mismo. Por tanto la dermatitis atópica no puede transmitirse por el contacto de persona a persona.

Consejos

En estos pacientes es fundamental las medidas de hidratación mediante la utilización de cremas emolientes tras el baño para prevenir la sequedad de la piel. Es preferible la utilización de duchas cortas a una temperatura tibia y evitando los jabones y si se precisan que sean hipoalergénicos y sin perfumes. Es aconsejable secar sin frotar con la toalla porque la fricción puede favorecer la aparición de las lesiones al actuar como un irritante.
Respecto a la ropa se aconsejan productos de algodón o lino, no usar suavizante para lavarla, cortar las etiquetas de las prendas ya que el roce de estas con el cuerpo puede desencadenar nuevas lesiones.
En algunos casos, sobretodo en los brotes, es necesaria la administración de corticoides en pomada, crema o ungüento y en alguna ocasión si hay gran extensión de las lesiones pueden ser necesarios los corticoides orales o incluso inmunomoduladores.
Debido a que el prurito o picor es el síntoma que más trastornos produce a los pacientes, también pueden requerirse antihistamínicos para calmarlo y así evitar lesiones producidas por el rascado. En caso de que estas lesiones se sobreinfecten pueden ser necesarios antibióticos en crema o por vía oral.
Por último, a día de hoy no se ha realizado ningún estudio científico que haya demostrado que la supresión de ciertos alimentos de forma generalizada en la dieta de pacientes con dermatitis atópica pueda mejorar la evolución de la dermatitis atópica.

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