A partir de esta edad, el rostro requiere una serie de tratamientos todavía más concretos para mantener la luminosidad y la vitalidad
Los 50 años -y en adelante- se han convertido en la edad dorada de las mujeres (o plateada, si atendemos a la denominación de la generación silver). Cumplir años es algo que debemos celebrar en todo momento de nuestra vida, porque eso sólo significa que seguimos creciendo y aprendiendo. En cuestiones de belleza, ya no se teme llegar a esa cifra, puesto que sabemos que no hay fecha límite para seguir queriéndose, mimándose o incluso para sentirse mejor que nunca. Porque sí, muchas mujeres viven un nuevo despertar cuando llegan a los 50, uno lleno de nuevas metas y aventuras y una comprensión diferente del mundo, derivada de la experiencia incomparable que han acumulado a lo largo de los años.
Pero aunque, sin duda, a los 50 somos más sabias, eso no significa que no continuemos moviéndonos y adaptándonos a las novedades que siguen llegando. También en el terreno de la belleza, que en este momento supone un cambio importante a medida que la piel va teniendo unas necesidades diferentes. A estas edades, van disminuyendo prioridades anteriores y se sustituyen por otras.
Todo parte de la pérdida de hidratación que se empieza a producir más acusadamente entre la generación silver, algo que se refleja en la piel si no sabemos nutrirla en profundidad. También es importante tener en cuenta que producimos ciertas sustancias en menor medida, destacando la incapacidad de la piel para sintetizar el colágeno mientras, en consecuencia, disminuye la elasticidad. Por eso mismo, es imprescindible que se varíe la rutina de belleza para incorporar cosméticos que incluyan este tipo de componentes para hidratar en profundidad, aportar volumen y recuperar la luminosidad del rostro.
En este sentido, es importante que comencemos a emplear productos enfocados a nuestra franja de edad, como la gama Age Perfect de L’Oréal Paris, teniendo en cuenta que hay ciertos cosméticos que no pueden faltar en una adecuada rutina de belleza. Para empezar, es imprescindible contar con una buena hidratante de día para mantener el rostro fresco y nutrido, pero incluyendo también una buena dosis de tratamiento. Además, para las que todavía no la incorporasen, ahora se hace imprescindible cambiar a una crema de noche para potenciar aun más la actividad rejuvenecedora de este tipo de productos y realizar un intenso efecto reparador.
Por otra parte, no podemos olvidar que el sol continúa siendo el enemigo número uno de la piel, independientemente de tu edad. Pero si antes era una cuestión de emplear protección solar, a esto se añade ahora un cuidado antimanchas, que comienzan a aparecer a estas edades si en años posteriores no mantuvimos las precauciones necesarias. Por lo tanto, una crema que incluya SPF será una aliada infalible y si, además, logra difuminar las manchas y unificar el tono, mucho mejor.
Queda claro que un buen sérum o una mascarilla para un resultado puntual más intenso también son importantes, además de, por supuesto, mantener una buena limpieza facial (eso sí, con productos que no sean demasiado fuertes o abrasivos para no empeorar la deshidratación de la piel). Pero si hay un producto que sí o sí tiene que estar presente en una rutina de belleza a partir de los 50 años -e incluso antes-, es el contorno de ojos. Sonará a cliché decir que la mirada es el espejo del alma, pero no exageramos cuando afirmamos que es esencial para iluminar la piel y restar la sensación de cansancio al rostro. Teniendo en cuenta que se trata de una zona más delicada que el resto de la cara y que, por lo tanto, también está más expuesta a la falta de hidratación, una buena crema específica para ese área es imprescindible. Si además de combatir la falta de luminosidad y la flacidez, aporta un efecto corrector de ojeras, habremos encontrado el combo perfecto.
Dicho esto, sólo nos queda lanzarnos a por el shopping perfecto para una piel resplandeciente a los 50 años (y más allá).
